martes, 11 de diciembre de 2007

Crónica de un desmadre anunciado: en la ciudad de la furia

Como peruano tengo el pesimismo a flor de piel. Seguramente motivado por una infancia con terrorismo, una juventud rodeado de pobreza y una vida sin ir al mundial. Como peruano pesimista, no estoy acostumbrado al calificativo "el más..." acompañado de algo positivo. Solo conozco la frase: el más pobre, con sus deprimentes derivadas macroeconómicas y sociológicas.

Sábado 8 de diciembre de 2007, 8:55 pm. Comenzaba el concierto de Soda Stereo en Lima. "¿Cual es el público más caliente de Latinoamérica?", pregunto cómplice Gustavo Cerati. El público enloqueció. Yo dudé. ¿Se refiere a Perú? ¿Lo dice en todos lados? Tuve que ir a los dos conciertos para asegurarme que esa afirmación puede ser cierta. Puede ser.

Las razones para este fenómeno extraño (ser los más en algo) son muchas y justificadas; por otro lado, se disolvieron y nunca se despidieron de nosotros. Nos reprimieron ese placer. La excitación contenida ayuda a una ebullición, probablemente exagerada. Probablemente.

Día uno - Cuando el cuerpo no espera lo que llaman amor... concierto animal

Luego de algunas coordinaciones fallidas, lo tenía claro. Iba a ir al estadio a hacer mi cola, así termine yendo solo al concierto. Hacia las 2 pm ya estaba claro que era una buena decisión. Se unieron a mí algunos amigos. Estaba claro que fue mejor que verlo solo. Ya en el estadio las olas, los cantos, las conversaciones e incluso la espera, se convirtieron en los mejores ingredientes para que el nacional se convirtiera en una olla de presión. Cada hora era un grado más en la temperatura y algunas atmosferas más de presión, cada hora era un hora menos para estallar.

¿Cual es el público más caliente de Latinoamérica?, la declaración hizo que entendiéramos nuestro papel. Había que entregarse. Comenzaron los acordes de la primera canción. Y así fuimos seducidos y así entramos en la vorágine del concierto. Esta noche todo lo puede, te llevaré hasta el extremo, este es el juego de seducción.

La lista de canciones es generosa y tiene para todos los gustos. Complace al que bailaba en los ochentas con el pelo engomado, y al contundente rockero de los noventa que se entregaba al sueño stereo. ¿Los puntos altos? un comienzo feroz con juegos de seducción, el popurrí zoom / cuando pase el temblor (reggaetón incluido), no existes y su incendiario cambio de ritmo, la guitarra rota en sueles dejarme solo, la entrega del púbico para encender y apagar la TV, Fue y el fuego piromaníaco-audiovisual, el terrible sismo de música ligera, y la gritada prófugos, para terminar por el principio con Vitaminas. Un set list redondo. Y hubo por lo menos 20 canciones más que las comentadas. Saque su línea.

El concierto terminó a la media noche. La gente salía, comenzaba un nuevo día y la promesa de un nuevo concierto. Eso hacía que la felicidad no tuviera ni una pizca de nostalgia adelantada. Nada, solo felicidad por escuchar algo que supuse siempre desde un CD. Era cierto. Paraíso, zona pura, perfección.

Día 2 - Mañana... ¡es mejor!

Esa mañana el comienzo no fue tan auspicioso. Mi cuerpo sufría los estragos de una gripe, de 7 horas parado, de 3 saltando y de 5 de sueño. Fui en piloto automático, fui sin ganas, con la única motivación que me daba la convicción. Esta vez hubo un poco menos de gente (un poco), pero la vibra era mayor. Producto, quizá, de haber abierto una olla de presión de más de 10 años de abstinencia. Las canciones eran las mismas, y muchos éramos los mismos de hace algunas horas. Pero la noche se prestaba para más. La energía era distinta.

La mitad de Textura sorprendió a todos con un problema en los parlantes. Se fue el sonido. Primero hubo confusión. Pero eso enchufó al publico que gritó y se entrego. Cerati pregunto si se escuchaba atrás. El publico dijo que si. Soda comenzó nuevamente, con más fuerza. Las cuerdas de Zeta y Cerati sonaban rabiosas y Alberti reventaba la batería. Fuerza Perú Carajo.


¿Que puede suceder en un lapso de 24 horas? Se tocan las mismas canciones, pero suenan diferentes. Más fuertes. Incluso, yo estaba más lejos del escenario. La distancia no importa: La música es el arte de mover objetos a distancia, dijo Cerati. Amén. Han pasado 3 días y aún no recupero la voz. Lima se vio susceptible, y fue la ciudad de la furia. No sé si somos el publico más caliente, pero... ¡carajo que hizo calor!


1 comentario:

Anónimo dijo...

excelente reseña hermano.
paraiso. zona pura. perfeccion. aun sigo sin voz tb.
buenos tus blogs, publicitate mas. en una de esas tambien me mando con el mio, hace algun tiempo que le doy vueltas.